
En el “mar de plástico” en España, los insectos reemplazan a los insecticidas
En Almería, dentro del popular “mar de plástico”, han empezado a utilizarse insectos microscópicos con el fin de reemplazar a los insecticidas, ya que los mismos se caracterizan por ser capaces de devorar a aquellos parásitos que ponen en riesgo los vegetales.
¿Por qué se le llama mar de plástico?
Y de acuerdo con la asociación del gremio Coexphal, en el año 2007 los diversos productores de pimientos que se encontraban en Almería decidieron reemplazar el uso de los insecticidas y apostar por el “control biológico”.
Mientras que en relación a los pepinos y tomates, alrededor del 60% de los productores también apostaron por esta iniciativa e igualmente un 25% de los productores de los calabacines. Por lo que a partir de dicho año, el consumo de insecticidas en Almería disminuyó aproximadamente en un 40%.
¿Qué es el control biológico?
El control biológico se trata del uso de organismos vivos con la finalidad de eliminar la población de otro tipo de individuos perjudiciales, los cuales por lo general se conocen como “plaga”.
El introducir organismos de control dentro de un ecosistema, ofrece la posibilidad de restaurar el equilibrio ecológico que requieren aquellos ambientes que puedan verse alterados como consecuencia de una sobrepoblación de plagas y a través de él se busca reducir a niveles aceptables económicamente, el impacto que puede causar una determinada plaga.
La utilización de pesticidas y plaguicidas de origen químico, supone una práctica muy habitual dentro del manejo agronómico de las plagas; en realidad, podría decirse que se trata de una de las prácticas que suele aumentar en mayor medida los costos de producción. Y evidentemente, el uso constante de productos químicos causa consecuencias tan importantes como lo es no solo el desequilibrio ecológico, sino también la contaminación del ecosistema.
Asimismo, disminuye la presencia tanto de organismos benéficos como de enemigos naturales, potenciando la resistencia que poseen las plagas frente a los pesticidas.
Por otra parte, la utilización de productos químicos permite que los residuos tóxicos se acumulen en los alimentos, siendo esta una de las razones por las que se buscan alternativas de control natural que permitan reducir el uso de agroquímicos dentro del campo.
Y es justamente en ese momento que el control biológico se presenta como una opción muy acertada para el control químico. Igualmente, destaca por ser una práctica que no afecta al medio ambiente, la cual además permite obtener alimentos saludables y también ayuda a eliminar el uso de plaguicidas químicos.
El “mar de plástico” cambia sus acciones
Bajo el brillante mosaico de mantos plásticos de color blanco, dentro de la provincia de Almería y limítrofe con el mar Mediterráneo, el cual es posible apreciar incluso desde el espacio, a lo largo del año suelen crecer pimientos, tomates, calabacines, berenjenas y pepinos con las cuales se surten los supermercados de Europa.
Y es que solo el pasado año (2018) 2,5 toneladas fueron exportadas desde la provincia, suponiendo casi el 50% de las hortalizas que España exporta fuera de sus fronteras.
Y gracias al cambio que han implementado al apostar por el control biológico, los productores del “mar de plástico” permiten que el consumidor final obtenga hortalizas considerablemente más beneficiosas y libres de esos nocivos químicos que podrían afectar negativamente su bienestar.
Ventajas de implementar el control biológico
Al ser correctamente implementado, el control biológico es capaz de aportar numerosas ventajas, dentro de las cuales es posible señalar las siguientes:
- Causa poco o incluso ningún efecto colateral de los enemigos naturales sobre otros organismos, incluyendo al ser humano.
- Las plagas muy raras veces suelen mostrar resistencia frente al control biológico.
- Por lo general, el control biológico suele ser a largo término, aunque sus resultados son permanentes.
- Permite eliminar el tratamiento con insecticidas de manera decisiva.
- La relación precio/beneficio que puede percibirse resulta bastante favorable.
- Permite eliminar e impedir el desarrollo de plagas secundarias.
- No causan ningún tipo de problemas por intoxicación.
- Los químicos todavía están presentes
En invernaderos que se encuentran en las laderas de colinas rocosas, muchos productores suelen buscar igualmente optimizar la calidad del suelo, por lo que normalmente lo enriquecen a través de plantas marchitas e incluso, plantan arbustos con el fin de fomentar la biodiversidad.
Sin embargo, los productos químicos se encuentran aún muy lejos de desaparecer por completo, ya que se continúan usando numerosos fungicidas y los suelos suelen ser desinfectados.
Y es que bien sea porque se los venden y recomiendan, aunque en múltiples casos no sepan por qué o cuál es el problema que pretenden solucionar, muchos agricultores continúan utilizando productos químicos irracionalmente.
Incluso podría decirse que los invernaderos ecológicos, los cuales representan alrededor de 2.000 hectáreas certificadas o que se encuentran en transformación, en muchos casos suelen descuidar tanto los suelos como la biodiversidad, especialmente debido a que la reglamentación europea que existe en esta materia resulta ser muy vaga.
La expansión de los cultivos suele poner los recursos hídricos disponibles dentro de esta zona árida bajo presión y además el plástico de los antiguos invernaderos muchas veces acaba llegando al mar.
Asimismo, la efectividad del control biológico resulta limitada por la intensa producción, debido a que la falta de interrupciones estacionales permite que los parásitos proliferen.
Por lo que muchos agricultores coinciden en que toda la región tendría que parar durante el verano, aunque son plenamente conscientes del inconveniente que supondría hacerlo dentro de una provincia en la que la agricultura, con alrededor de 120.000 trabajadores, representa el 20% del PIB.

